Querida Paulina,
Tienes 21 años y una mezcla de emociones que todavía no sabes nombrar: emoción, hambre de libertad, un fuego interno que te grita que estás hecha para algo grande… y también un miedo silencioso de no saber exactamente cómo llegar ahí.
Estás estudiando una carrera que en unos meses vas a dejar. No lo sabes aún, pero esa decisión te va a cambiar la vida. Muy pronto tomarás tus primeros cursos de diseño floral, y uno de ellos te llevará a hacer prácticas en una florería preciosa en San Diego.
En cuanto entres, lo vas a sentir en todo tu cuerpo:
“Aquí, y esto es.”
Esa florería va a despertar algo profundo en ti. Vas a enamorarte de las flores, del orden, del arte, de la emoción detrás de cada entrega.
Y sin darte cuenta, tu historia con las flores comenzará ahí.
Te veo soñando con tener tu propio negocio. Querías hacer algo único, ganar dinero haciendo lo que amas, y ser independiente desde joven.
Y aunque no tenías un mapa claro, tenías algo más valioso: pasión, disciplina y una familia que te creía capaz.
A los ojos de muchos, eras “muy joven”.
Pero a los ojos de quienes te conocían bien, eras una creadora en potencia.
Diste talleres, hiciste arreglos en casa, aprendiste de todo y de todos.
Practicabas mientras soñabas.
Y todo eso, fue el principio de todo lo que hoy existe.
Si pudiera decirte algo hoy, sería esto:
Todo lo que necesitas se te presentará en el momento justo.
Pero mantente curiosa.
Escucha más allá del ruido.
Trabaja en tu inteligencia emocional.
No tomes todo lo que llegue.
Y nunca, nunca apagues tus ganas.
Hoy, trece años después, sé que muchas mujeres están justo donde tú estuviste.
Con ese mismo fuego.
Con esas mismas dudas.
Y con el deseo profundo de empezar, aunque sea desde casa.
Por eso, si estás leyendo esto y tú también sientes que “aquí y esto es”, te tengo algo especial:
Florista desde casa, el curso que yo hubiera querido en el momento en el que supe que las flores serían parte de mi futuro.

