Errores comunes al iniciar un negocio floral y cómo evitarlos

Cuando iniciamos, tenemos muchos sentimientos a flor de piel: emoción por algo nuevo, orgullo por todo el trabajo logrado, nervios de sacar a la luz eso que llevas trabajando con tanto amor y que es una extensión de tu ser, ilusión y, a la vez, sensación de “principiante”.

 

Hablemos de este último sentimiento: la sensación de principiante.

Esta sensación trae consigo tantas cosas…

 

Lo bonito de sentirnos esponjas, aprendiendo y absorbiendo de todo y de todos, y al mismo tiempo lo difícil de compararnos y sentirnos en desventaja frente a quienes llegaron antes que nosotros.

 

Y esto mismo juega, a veces, en contra, pues nos hace “decidir” desde un lugar de miedo, competencia o desvalorización, como si ese gran lugar te lo diera el tiempo y la experiencia gracias a la aceptación y el reconocimiento de los demás.

Y no, eso no es real.

 

Iniciar un negocio, una idea, un proyecto necesita de todo TU valor (el cual ya te demostraste tener al lanzarte).

 

Hay que tener hambre de aprender, de mejorar y de aceptar. Esto sí, y esto siempre.

 

Lo que considero un error es pensar que tienes que elegir entre ser un principiante humilde y un ávido aprendiz, o ser un gran emprendedor que sabe lo que vale.

Te invito a ser ambos personajes.

Es la mejor combinación que podemos tener los emprendedores desde el inicio.

 

Yo sigo practicando ser ambas con cada lanzamiento, cada nueva colección y cada nuevo día, y es lo que me mantiene motivada con los pies en la tierra.

 

Con todo el corazón, Paulina.

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